MENSAJES DE SANTIAGO AGRELO

Cada mañana, como un reloj, los ojos dan las horas sobre el Cristo de la capilla, sobre la puerta de aquel sagrario, sobre la luz de aquel misterio que me abraza y me deja en la oscuridad... Cada día, mi tristeza da las horas sobre el regazo de Dios, entre sus brazos, y allí aprendo a dormir como los niños... Cada día, soy yo, el que soy -hasta parece el nombre de Dios-, quien pide asilo en el corazón de Dios. Y allí me reciben cada día, con mi todo y con mi nada, el que soy...

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