CONTIGO, MARÍA, CREEMOS

 
Al terminar el Año de la Fe acudimos a Santa María para que nos muestre a Jesús, su gran don y nuestra mayor necesidad; vamos a Ella para que nos vuelva a repetir cada día: “Haced lo que Él os diga”.
La Madre de Jesús y Madre nuestra es apertura total a la gracia y, por ello, es fuente de gracia para todos nosotros. Asegura al Hijo de Dios una verdadera historia humana, una verdadera carne de nuestra carne.
Toda Ella es icono perfecto de la fe, testigo del cumplimiento de las promesas de Dios, manantial de la vida nueva. Ella es la Madre de Jesús; su Fruto llena de alegría al mundo. Santa María es la peregrina de la fe, hermana que acompaña a todos los seres humanos, buscadores de sentido y plenitud. (Cipecar- Adaptado)

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