EL TRIUNFO DE LA VIDA

 
‘Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino’. Precioso icono para terminar el Año de la Fe. En medio de tantas burlas, se levanta una invocación distinta, un grito orante: ¡Jesús! La noche es tocada por la luz de la fe de un pobre, la dinámica de la burla es vencida por la esperanza de un ladrón que se atreve a mirar a Jesús; un condenado intuye que Jesús, que ha pasado por esta vida haciendo el bien, no va a ser derrotado por la muerte. En el corazón de su maldad, se le ha encendido una lámpara de salvación. Cuando ya nada esperaba, se encuentra con Jesús y todo cambia. Tú, Jesús, eres el tesoro de mi fe. ¡Que venga tu Reino¡ Jesús le respondió:

‘Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso’. Jesús crucificado ofrece una audaz salvación a un perdido. Se hace comprensible por un pobre, su último aliento de compasión es para él. Un nuevo rostro de Dios y del hombre queda al descubierto. ¿Hay mejor signo de la salvación de Jesús? ¿Hay mejor propuesta para los que queremos ser sus amigos? La muerte de Jesús no es un fracaso, es el triunfo de la vida y de una manera de vivir amando hasta darlo todo. Ahora ya no están solos; los dos, como mendigos de amor, entran juntos en el abrazo del Padre. Gracias, Jesús. Gracias por tanto amor y tanta vida.
 

¡Feliz Domingo en la fiesta del Reino de Cristo!
Cipecar

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