LUZ
Y ALEGRÍA
Domingo 3º del Tiempo
Ordinario. A
“Camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los
gentiles”. Estas palabras del profeta Isaías que se proclaman en la liturgia de
hoy nos sitúan en las tierras en torno al lago de Genesaret (Is 8, 23b-9,3).
Había sido repoblado por gentes llegadas de diversos países. Por eso, Galilea se identificaba como una región de
paganos.
Sin embargo, el profeta no condena a aquellas gentes. Al
contrario, adivina un futuro brillante para ellas. “A los que habitaban tierras
de sombra, una luz les brillará”. El Señor les colmará de la alegría y el gozo
que experimentan los que siegan la
cosecha y los que reparten un botín.
¿Cuál es la
razón que justifica esas promesas?. No es el esfuerzo de las gentes, sino el don
de Dios, que las libra de una esclavitud que se expresa con las imágenes de la
vara, el yugo y el bastón. Dios no ignora a los que son calificados como
paganos. Les concede su luz, su alegría y su libertad.
ANUNCIO Y
TESTIMONIO
El
evangelio de San Mateo considera que aquella promesa se ha cumplido con la aparición
de Jesús por la tierra de Galilea (Mt 4, 12-23). No duda en aplicar al tiempo
presente la antigua profecía de Isaías. Asombrosamente, el Mesías no ha
aparecido entre los piadosos de las
tierras de Judea, sino entre los paganos de Galilea.
Es verdad
que el Mesías Jesús no llega para dar su aprobación a la infidelidad, el pecado
y la idolatría. Ya con sus primeras palabras invita a las gentes a la
conversión. No para ser más aceptables en la sociedad de su tiempo, sino para
poder acoger a Dios como Señor. Porque llega el Reino de Dios.
El evangelio dice que Jesús recorre la zona
enseñando en las sinagogas, proclamando el Evangelio del Reino, curando las
enfermedades y dolencias del pueblo. Tres ministerios que son confiados también
a los creyentes de hoy. Tres tareas imprescindibles en el ejercicio de la
evangelización.
EL CORDERO
Y LA PALOMA
Pero el
Enviado de Dios no puede quedar solo. Elige a hombres de aquella tierra para
que compartan su misión. Las palabras que Jesús dirige a sus primeros
discípulos no pueden quedar en el olvido. Con ellas se dirige también hoy a
nosotros:
• “Venid y
seguidme”. La iniciativa es del Maestro.
Llama a cuatro pescadores para que lo acompañen por el camino, para que vivan
con él y como él, y acepten su misma suerte.
• “Os haré
pescadores de hombres”. Los llamados son
pescadores que ejercen su oficio en el lago de Galilea. Jesús conoce su
habilidad y quiere que la apliquen al ministerio que desea confiarles.
• “Ellos
dejaron las redes y le siguieron”. El texto subraya la prontitud y el
desprendimiento con el que los llamados responden a Jesús. Pero nadie deja todo
por nada. Los discípulos de antes y de ahora descubren en Jesús el horizonte de
su vida.
- Señor
Jesús, también nosotros hemos escuchado tu llamada a seguirte por el camino,
poniendo nuestras habilidades al servicio del Evangelio. Gracias por habernos
llamado a seguirte. Danos fidelidad en el seguimiento. Amén.
José-Román
Flecha Andrés
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