Tu Palabra, que ha sido plantada en mi ser y que me salva. Hazme pronto
para escuchar, lento para hablar, lento para la ira. Elimina de mi ser
toda la suciedad u la maldad que me sobra, que me atenaza, que me impide
liberarme para ti. Haz que viva de tu Palabra, llevándola a la
práctica, siendo dichoso por practicarla. Abre mi ser a tu Palabra,
como María.
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