La actitud monopolizadora, de superioridad que busca
afianzar privilegios, no tiene relación con el espíritu de Jesús.
La respuesta de Jesús no se hizo esperar. Para él, no
hay contradicción, que alguien a quien no conoce haga el bien en su nombre,
todo lo contrario, significa que actúa y vive en plena comunión con Él mismo.
La persona, hombre o mujer, que trabaja a favor de la justicia, de la paz, de
la libertad, el que opta por los otros, por colocarse al servicio del bien
común está con él, está a favor nuestro, está a favor del Reino de Dios que
predica Jesús.
La libertad de Jesús que le lleva a aceptar y afirmar la
acción de cualquier persona que está a favor del ser humano es una invitación a
mirarnos con unos lentes que nos ayuden a apreciar y valorar todo lo que hay en
los demás de bueno, independiente de su religión, ideología, raza, cultura….
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