En El Espejo de la Cadena COPE,
el presidente y director de Aleteia.org analiza el consistorio de
creación de 19 cardenales y lo vivido con la presencia del papa emérito
Benedicto XVI: “Dos Papas en la historia conviviendo juntos nunca antes
se había visto. Por primera vez lo hemos visto en un encuentro público”.
Asimismo explica la valentía del Papa Francisco en sus nombramientos
cardenalicios y aborda la posibilidad de que se permita el acceso a la
comunión a las personas divorciadas y vueltas a casar: “El hecho de que
los sacramentos: la comunión y la confesión les sean negados es vivido
como una intransigencia y una expulsión. La cuestión está en cómo hacer
que estas personas puedan percibir, por una parte la acogida de la
Iglesia y por otra parte que ellos son las primeras víctimas”.
Intentaremos analizar la semana vivida en Roma y el Vaticano, pero
quiero que empecemos por hoy. Gran sorpresa la presencia de Benedicto
XVI en el Consistorio. ¿Lo esperabas?
No. La verdad es que ha sido emocionante. Los que habéis visto por
televisión esas imágenes creo que habréis quedado tocados. A mí me ha
venido preguntas cuando he visto al Papa Joseph Ratzinger con esa
gabardina blanca, que esperaba al Papa Francisco y cuando he visto ese
abrazo. Me han venido todas las preguntas que surgieron hace un año,
cuando Benedicto XVI renunció: ¿Qué va a pasar? Dos Papas en la historia
conviviendo juntos nunca antes se había visto. Por primera vez lo hemos
visto en un encuentro público. Es un acto histórico que nos ha mostrado
como la Iglesia más allá de sus hombres es la Iglesia en Cristo.
¿El abrazo de hoy quizá nos interpela esa lección que nos dio el
Papa Emérito: Una Iglesia humilde, la de una Iglesia que arriesga y una
Iglesia creyente?
Para mí son las tres lecciones que ha dejado al final Benedicto XVI con
su acto de renuncia y con su Pontificado. Ante todo una Iglesia humilde,
porque hace falta mucha humildad para, en momentos tan difíciles como
los que estaba viviendo la Iglesia, ser capaz de decir: Me faltan las
energías, me faltan las fuerzas hace falta que otro siga con ello.
En segundo lugar el Papa profesor, el Papa prudente, el Papa que todo lo
medía se lanza en un acto sin precedentes en la historia con un acto de
renuncia. Estoy seguro que si el Papa hubiese convocado un Consistorio,
como ha hecho hoy el Papa Francisco y les preguntara: ¿Estáis de
acuerdo con mi renuncia? La mayoría de los Cardenales le hubieran dicho:
“Ni hablar”. Y, sin embargo, ese acto de renuncia ha traído una
renovación en la Iglesia que nadie se podía imaginar.
Pero sobretodo lo que más ha enseñado Benedicto XVI es que la Iglesia no
es poder. Al fin y al cabo la Iglesia está perdiendo todos los poderes
económicos y políticos que pudo haber tenido y se muestra que la Iglesia
es ante todo la comunidad de creyentes que siguen a Jesús. Sin la fe la
Iglesia no se entiende. Mas que decírnoslo lo hemos visto con su gesto
de renuncia, su sencillez y la manera con la que su sucesor el Papa
Francisco ha tomado el relevo.
Algo que va unido con los tres mensajes que el Papa Francisco nos
deja con este consistorio: la Iglesia no es la vieja Europa, en la
Iglesia no hay condecoraciones y el Sínodo va muy en serio...
Es en este sentido extraordinario el hecho de que Benedicto XVI haya
escogido como primer acto público de su renuncia el Consistorio de
Cardenales. No me lo esperaba, creía que él aparecería por primera vez
con motivo de la Canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII, en la que
esperemos verle de nuevo. Es curioso que haya sido precisamente en este
Consistorio en el que, por así decir, Francisco está modelando a la
Iglesia.
Ha
tomado actos de bastante valor el Papa Francisco: ha escogido a
Cardenales que nadie se podía imaginar y que no tocaban ni por carambola
y no ha escogido a otros cardenales que todos pensaban que deberían
estar en la lista. Por ejemplo faltan cardenales de Francia, de Bélgica,
de Estados Unidos... no hay un cardenal de España residencial. Sin
embargo, nos encontramos con el obispo de una pequeña diócesis de Haití o
de Mindanao en Filipinas. El Papa esta mostrando lo que él quiere traer
a su Pontificado: la Iglesia tiene que ir a las periferias, no sólo
existenciales sino también geográficas.
Nos está diciendo que los Cardenales tienen que dejar de ser príncipes.
En el origen príncipes significaba que eran los primeros, pero luego se
convirtieron en Príncipes de corte. El Papa les está pidiendo que dejen
de lado las condecoraciones, los títulos y hoy les ha dicho que sean
hombres de Iglesia, evangelizadores de terreno.
El Papa Francisco ya le decía en el Consistorio al Cardenal Kasper
lo de hacer una “teología de rodillas”. La pregunta del millón: ¿Se
permitirá la comunión a los divorciados y vueltos a casar?
Hay dos grandes cuestiones que ahora se están analizando y para las
cuales aún no hay una respuesta. En primer lugar la Iglesia cree en la
indisolubilidad del matrimonio y, por tanto, ningún Papa puede cambiar
esa visión del matrimonio que está ya en la Biblia e incluso en el
Antiguo Testamento.
Por otro parte, hoy en día muchas parejas, por circunstancias de la
vida, han roto su matrimonio y con esa ruptura viven uno de los
sufrimientos más grandes de su vida. El hecho de que los sacramentos: la
comunión y la confesión les sean negados es vivido como una
intransigencia y una expulsión. La cuestión está en cómo hacer que estas
personas puedan percibir, por una parte la acogida de la Iglesia y por
otra parte que ellos son las primeras víctimas. La Iglesia se convierte
en Madre y Compañera de los que más sufren, precisamente los divorciados
y vueltos a casar.
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