De nuevo, saltó la sorpresa. Se esperaba que Francisco arrancara la iniciativa "24 horas por el Señor" en la basílica de San Pedro sentándose en un confesionario y escuchando los pecados de decenas de fieles. Pero, antes de dirigirse a su lugar, el Papa caminó hacia un confesionario contiguo, se arrodilló y recibió el Sacramento de la Reconciliación. Después, se sentó y confesó. Como había señalado por la mañana: con misericordia, comprensión y sonrisa.
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