En el pozo de Jacob,
algo hermoso sucedió,
cuando agua fui a buscar,
para así mi sed calmar,
estaba sentado un hombre
me pidió agua de beber,
del agua que hay en mi alma,
pues de mi alma tenía sed.
Me dijo que me ofrecía,
agua viva de su ser,
manantiales de mi vida,
siempre se verán correr,
como ríos de agua viva,
que voy a la eternidad,
para así adorar al padre
en espíritu y verdad.
De ti brotarán ríos de agua viva,
cuando sientas recibir mi perdón
y mi amistad, en ti fluirán,
a las mares de tu vida,
cuando recibas de mi tu libertad.
Pronto le quise pedir de ese manantial
de amor y en mi pudo distinguir,
un pasado de dolor, fue cuando reconocí,
al profeta hijo de Dios,
en mi corazón la voz,
en el pozo de Jacob.
Es por eso mis hermanos que a todos
quiero decir, que he nacido en este pueblo
y aquí también renací pues estaba yo perdida,
y al mesías encontré y al beber de su agua viva,
testifico por mi Fe.
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