Maravillas, Señor, tú has hecho en mí maravillas, has pronunciado mi nombre en tus labios y me has amado desde toda la eternidad, cada día de mi vida, sin que la verdad sea dicha, sepa yo muy bien cómo ni por qué. Pero en fin, que mi boca proclame tu alabanza y que todo mi ser cante eternamente tu misericordia, Señor.
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