HOY CELEBRAMOS EL AMOR QUE DIOS NOS TIENE



Hay dos palabras contra culturales en los textos de la fiesta de hoy: propiedad peculiar y yugo. En este tiempo en que valoramos tanto la autonomía y la libertad ¿cómo querríamos ser propiedad de alguien? ¿Y cómo vamos a estar dispuestos a que nos impongan un yugo?

La clave nos la da la carta de Juan: Dios nos ama de esta manera y esa extraña manera suya de amar incluye el ser un poseedor codicioso y ávido (lo sabemos por las parábolas): guarda lo que le pertenece (una oveja, una moneda, una propiedad…) y da la impresión de no soportar la más mínima pérdida ni disminución en sus haberes. Quizá es eso lo que quieren reflejar los iconos del descenso a los infiernos: para sacar de sus tumbas a Adán y a Eva (su propiedad peculiar): el Resucitado los agarra casi violentamente por las muñecas. Si alguien nos agarra por ellas, será inútil tratar de soltarnos y podemos darnos por atrapados.

El yugo nos revela otro de los rasgos del amor que hoy celebramos: quien ama, no soporta la distancia ni la lejanía sino que busca la máxima cercanía, esa que simboliza el yugo que une a quienes recorren el mismo camino.

Dolores Aleixandre

No hay comentarios:

Publicar un comentario