PENSAMIENTOS
Dichoso el hombre que tiene en ti su refugio, y preparó en su corazón, en este valle de lágrimas, los peldaños para subir hasta el lugar preparado por el Señor.
Así como nadie llega a la sabiduría sino por la gracia, la justicia y el conocimiento, así tampoco se llega a la contemplación sino por medio de una meditación profunda, una vida santa y la oración devota.
El que con tantos esplendores de las cosas creadas no se ilustra, está ciego: el que con tantos clamores no se despierta, está sordo; el que por todos estos efectos no alaba a Dios, está mudo; el que con tantos indicios no advierte al primer Principio, es necio.
Desde la creación del mundo, las perfecciones invisibles de Dios se han hecho intelectualmente visibles por las creaturas de este mundo; tanto, que no tienen excusa los que no quieren considerarlas, ni conocer, ni bendecir, ni amar a Dios en todas ellas.
Por muy iluminado que uno esté por la luz de la razón natural y de la ciencia adquirida, no puede entrar en sí para gozarse en el Señor si no es por medio de Cristo, quien dice: Yo soy la puerta.
Quien a este propiciatorio mira (a Cristo), volviendo a él por entero su rostro, y lo mira colgado en la cruz con sentimientos de fe, esperanza, caridad, devoción, admiración alegría, honra, alabanza y júbilo, ése celebra con Él la pascua.
Pasemos con Cristo crucificado de este mundo al Padre, a fin de que, manifestándose el Padre en nosotros, digamos con Felipe: Esto nos basta.
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