La Conferencia Episcopal de Estados Unidos anuncia subvenciones para el desarrollo humano
02.07.2014 // IMPRIMIR
Para la
mayoría de los católicos norteamericanos, la pobreza es una abstracción, un
asunto que puede ser leído o visto en las estadísticas, pero raramente es una
experiencia vivida en primera persona.
Como
resultado, nuestra reflexión sobre las causas y efectos de la pobreza puede ser
igualmente abstracta y tiende a adaptarse a nuestras inclinaciones ideológicas
o partidarias.
Pero el
Papa Francisco nos dice que esto no es suficiente. “Es imposible hablar de
pobreza abstracta. ¡Eso no existe! La pobreza es la carne de Jesús pobre en ese
niño con hambre, en esa persona enferma, en esas estructuras sociales
injustas”.
La
verdad de las situaciones individuales de las personas en situación de pobreza
siempre escapa a los análisis fáciles y a los remedios teóricos. “Amar a Dios y
al prójimo no es abstracto, sino profundamente concreto”, dice el Papa.
“Esto
significa percibir en cada persona el rostro del Señor, para servirlo
concretamente”.
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