LOS AMIGOS


María, préstanos tus ojos para mirar a los amigos, con gozo, con gratitud y con delicadeza. Porque mirar a los amigos es como mirar el amor y dejar que nos embellezca y nos revele lo que somos. Nuestro tiempo se nos acorta por las múltiples ocupaciones, pero ¡qué pena si en las 24 horas de estos días largos y luminosos del verano no encontramos al menos unos momentos para estar con los amigos, para pensar con ellos, para recordar que somos amigos! Cuando vemos en el otro a un amigo estamos cerca de encontrar a Dios en el ser humano. 

Tú, María, viviste plenamente la amistad. Tejiste diariamente en tu hogar la tela de la amistad. Por eso, las palabras de Jesús: “A vosotros os llamo amigos” son también tuyas, fruto de tu educación diaria. Cultivaste la amistad con tus vecinas y con Dios, al que viste con tus ojos de mujer y le cantaste como al de “la entrañable misericordia”.Naciste en el amor, diste a luz al amor y ofreciste al mundo al Amigo que sigue gritando por todos los caminos, como un eco de tu corazón de mujer abierto a la amistad:“Amigo soy, soy amigo”.

- Enséñanos, María, a ser amigos de nosotros mismos, para serlo, un poco más, de todos.

- Haznos, María, abiertos a los otros, actuando como si todos nos quisieran, como si todos nos entendieran, como si todos nos ayudaran.

- Ayúdanos, María, sobre todo a vivir la amistad con Jesús, porque la amistad con él nos hace nacer, nos transforma, nos hace personas de luz.

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