TÚ MI REFUGIO


En ti, Señor, me cobijo,
no quede nunca defraudado.

Líbrame, conforme a tu justicia,
atiéndeme, date prisa. 
Sé tú la roca de mi refugio, 
fortaleza donde me salve 
porque tú eres mi roca y mi fortaleza 
por tu nombre me guías y me diriges. 

Enséñame a caminar por tus sendas 
en tus manos pongo mi vida 
y me libras, Señor, Dios fiel. 

Tú me libras en las tormentas, 
me defiendes en la lucha, 
me orientas en las sombras, 
me conduces en la vida. 

Cuando estoy en apuros 
y la pena debilita mis ojos, 
mi garganta y mis entrañas… 
cuando pierdo las fuerzas 
en ti confío, Señor: 
Me digo: “tú eres mi Dios”. 

Salmo 31

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