SABER MIRAR


Dicen que todos tenemos un punto ciego en la vista. No se puede evitar, porque se produce en el punto de unión de nuestro ojo con el nervio que lleva las sensaciones visuales a nuestro cerebro. Eso significa que hay detalles, que aunque están justo enfrente de nosotros, sencillamente no vemos. Y por tanto, si queremos ver algo en toda su realidad, estamos obligados a movernos, a mirarlo desde varios puntos de vista.

Esto me interpela especialmente cuando se trata de mirar a los últimos, a quienes Jesús nos invita a poner en primer lugar. Porque muchas veces los últimos serán, no aquellos que vemos más alejados desde nuestro punto de vista, sino sencillamente aquellos a quienes no vemos. O quizás, aquellos que aún no hemos mirado desde el punto de vista adecuado. Tal vez por eso Jesús dice que "no tiene dónde reclinar la cabeza", pues su seguimiento nos llama a movernos, cambiar de mirada y ampliar horizontes constantemente.
E Ignaciana

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