EUCARISTIA Solemnidad de la Santísima Trinidad Colegio Sagrado Corazón (31 de mayo de 2015)


INICIO
Procesión desde el fondo de la iglesia: El celebrante con el misal y dos acólitos con velas. Mientras se canta:
Canto de entrada: Todo lo espero de Ti
GESTO:
Salen de la sacristía niños con los carteles:
Cometemos errores, perdonamos, hacemos ruido, decimos “lo siento”, tenemos paciencia, nos damos abrazos, somos de carne y hueso, damos segundas oportunidades, nos queremos, nos divertimos, SOMOS UNA FAMÍLIA.

MONICIÓN DE ENTRADA
Si, somos la familia del Colegio Sagrado Corazón. Durante todo el curso hemos vivido los valores que ello entraña: solidaridad, compromiso, entusiasmo, esperanza, esfuerzo…  y ahora venimos a celebrarlo entorno a la verdadera mesa del amor y la fraternidad compartida. Iniciémosla con gozo.
Saludo inicial
Acto penitencial (Cantado)
LITURGIA DE LA PALABRA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 14-17
Hermanos:
Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: «¡Abba!» (Padre). Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y, si somos hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para ser también con él glorificados.
Palabra de Dios
Salmo responsorial

R/.
Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
La palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
La palabra del Señor hizo el cielo; el aliento de su boca, sus ejércitos, porque él lo dijo, y existió, él lo mandó, y surgió. R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre. R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo; que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 28, 16-20
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo:
- «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.
Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.»
Palabra del Señor
HOMILÍA
ORACIÓN DE LOS FIELES

1. Hazte presente, Señor, en una Iglesia llamada a ser cauce del amor en el mundo y que a menudo bloquea tu gracia y desfigura tu rostro. Roguemos al Señor.

2. Hazte presente, Señor, en un mundo desigual, para que crezcamos en humanidad, solidaridad, sinceridad y alegría. Roguemos al Señor.

3. Hazte presente, Señor, en esta comunidad educativa del Colegio Sagrado Corazón, para que escuchando tu Palabra, se abra a los problemas del mundo en los que debe aportar luz y esperanza. Roguemos al Señor.
4. Hazte presente, Señor, en aquellos que viven en la noche de la enfermedad, la soledad, el hambre y el desamparo, para que sobre ellos amanezcan nuevas oportunidades de vida. Roguemos al Señor.

5. Hazte presente, Señor, en todos aquellos que tienen una vocación a servir íntimamente a los demás. Por todos los religiosos, en especial las Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor para que puedan continuar siendo pan de vida para los necesitados. Roguemos al Señor.

LITURGIA EUCARÍSTICA
Ofertorio
Canción: “Todo está bien”

Plegaria Eucarística
Dios, Señor nuestro, una vez más sales a nuestro encuentro,
en el recodo más inesperado de nuestro vivir cotidiano, bajo la forma de Misterio, que nos acompaña silenciosamente.
Eres un Dios de los humanos,
sostienes el mundo que creaste
y estás en medio de tu pueblo.
Tú llamaste a Abrahán para hacerlo padre de los creyentes.
Tú has hablado a los profetas de todos los tiempos.
Has manifestado tu voluntad de salvación y cercanía,
sobre todo, en Jesús de Nazaret, tu palabra viviente.
Tú derramas el Espíritu Santo en nuestros corazones,
el Espíritu anunciado por Jesús,
en el cual podemos llamarte Padre.
Sin haberte visto, te amamos con los santos;
sin comprenderte, te adoramos con los ángeles
y cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
SANTO, SANTO, SANTO…
Los cielos y la tierra proclaman tu gloria.
Y, sin embargo, ¡cuánto nos cuesta reconocer tu presencia!
En tu justicia y santidad no te alejas de los pecadores;
Estás siempre dispuesto al perdón
y ofreces a los reconciliados el  Cuerpo de tu Hijo.
Jesús de Nazaret, nuestro Maestro, Camino, Verdad y Vida,
en vísperas de pasar de este mundo al Padre
reunió a sus discípulos para la cena de fraternidad,
y estando con ellos a la mesa,
tomó un trozo de pan, lo partió y se lo dio diciendo:
+TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE
ESTO ES MI CUERPO QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
Luego, tomando la copa con el vino, dio gracias al Padre, y se la pasó a sus amigos diciendo:
+TOMAD Y BEBED TODOS DE ESTE CÁLIZ ,
PORQUE ESTA ES MI SANGRE QUE SERÁ DERRAMANDA
POR VOSOTROS Y POR TODOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
Y añadió: haced esto en mi recuerdo.
Padre, al hacer memoria de Él,
te ofrecemos nuestra acción de gracias.
Que este banquete de la fraternidad
nos haga crecer como Iglesia en el amor.
Recordamos especialmente, a María tu madre,
a san Francisco,  a María Ana y a todos aquellos
cuyo puesto en la vida fue similar al nuestro.
Acuérdate, Padre, del Papa Francisco, de nuestros obispos,
de las Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor,
y todos aquellos que te buscamos con sincero corazón.
Acuérdate también de todos nuestros difuntos,
cuya fe sólo Tú conociste.
Tú que eres el Dios del amor y de la paz,
concede tu paz a todos los pueblos.
Que no falte salud, alimento y trabajo, sobre todo, a los más pobres.
Haz que tu nombre recobre su sentido
en nuestras palabras de cada día.
Para que en todos los rincones de la tierra
seas reconocido y alabado
por medio de Jesucristo, tu Hijo,
y en la comunión del Espíritu Santo
por toda la eternidad.
AMÉN
Canción: “Padre nuestro”
Canción: “Paz, Señor, en el cielo y la tierra”
Comunión:
Canciónes: “Gracias a tì”, “En momentos así”
Final: “Como tú, María”

COMO TÚ, SÍ,
COMO TÚ QUIERO SER,
COMO TÚ QUIERO VIVIR, MARÍA
(bis)
MARÍA, PASTORA Y AMIGA,
MARÍA QUE, QUE GUÍAS MI VIDA,
MARÍA ME INVITAS A AMAR, MARÍA (bis).

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