CADA DIA SU AFÁN

                                                   
     
LLAMADA A RESPETAR EL AMBIENTE
El día 18 de junio de este año 2015 se ha presentado la carta encíclica del papa Francisco “sobre el cuidado de la casa común”. Ya en el título, “Laudato si’, el Papa evoca el cántico en el que San Francisco alaba al Señor por el hermano sol y por todas las criaturas.  
En la introducción, el papa Francisco expone abiertamente las intenciones que le han movido a escribir esta reflexión, que pretende ser un mensaje de buena voluntad y de seria responsabilidad ante la creación. He aquí un resumen de sus propósitos:
1. En primer lugar, el Papa desea “reconocer, alentar y dar las gracias a todos los que, en los más variados sectores de la actividad humana, están trabajando para garantizar la protección de la casa que compartimos. Merecen una gratitud especial quienes luchan con vigor para resolver las consecuencias dramáticas de la degradación ambiental en las vidas de los más pobres del mundo” (LS 13).
2. Hace “una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta. Necesitamos una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos (LS 14).
3. “Muchos esfuerzos para buscar soluciones concretas a la crisis ambiental son frustrados no sólo por el rechazo de los poderosos, sino también por la falta de interés de los demás”. Muchos pasamos de la negación del problema a la indiferencia, o nos encerramos en la resignación cómoda o la confianza ciega en las soluciones técnicas (LS 14).
4. “Necesitamos una solidaridad universal nueva. Todos podemos colaborar como instrumentos de Dios para el cuidado de la creación, cada uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus capacidades” (LS 14).
5. “Espero que esta Carta encíclica, que se agrega al Magisterio social de la Iglesia, nos ayude a reconocer la grandeza, la urgencia y la hermosura del desafío que se nos presenta” (LS 15).
6. El Papa quiere “avanzar en algunas líneas amplias de diálogo y de acción que involucren tanto a cada uno de nosotros como a la política internacional”. Y, puesto que todo cambio necesita motivaciones y un camino educativo, propone “algunas líneas de maduración humana inspiradas en el tesoro de la experiencia espiritual cristiana” (LS 15).
7. Finalmente, el papa Francisco anota algunos ejes que atraviesan toda la encíclica. “La íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, la convicción de que en el mundo todo está conectado, la crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder que derivan de la tecnología, la invitación a buscar otros modos de entender la economía y el progreso, el valor propio de cada criatura, el sentido humano de la ecología, la necesidad de debates sinceros y honestos, la grave responsabilidad de la política internacional y local, la cultura del descarte y la propuesta de un nuevo estilo de vida” (LS 16).
                                                                   José-Román Flecha Andrés

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