VERANO...
Tiempo para muchas cosas,
también para Dios.
Tiempo para dejar que el Evangelio de cada día
llene de agua nuestro pozo.
Tiempo para caminar como peregrinos
pisando las huellas de la Virgen.
Tiempo para celebrar la vida y la fiesta,
el encuentro con los demás.
Tiempo para buscar en la intimidad
al Dios que nos ama.
Tiempo para tejer con nuestras manos
y las manos de todos
un proyecto de paz y solidaridad para el mundo.
¿Ocasión para abrirnos al Espíritu? Ven, Espíritu Santo: despierta nuestra capacidad de ver y sentir la verdad interior que trae todo acontecimiento. Ven, Espíritu Santo, cambia nuestros sentimientos negativos, rompe la cáscara dura, triste y amarga que nos rodea el ánimo. Ven, Espíritu Santo, activa en nuestro interior las entrañas fecundas de vida para que derramen amor sin condiciones. Ven, Espíritu Santo, para que el amor y la vida sean una oferta permanente, abierta a quien lo quiera recibir. Amén. Cipe
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