Máximo Aurelio demuestra ser un líder nato tanto al frente de sus tropas romanas como en la arena como gladiador. De la misma manera que su liderazgo incuestionable llevó a sus tropas a la victoria, también consiguió esquivar su destino y el de sus compañeros esclavos en la arena, a pesar de estar en inferioridad de condiciones.
Estos mismo esclavos que alcanzaron la victoria gracias a él son quienes le defendieron arriesgando su vida. Porque un gran líder no necesita imponerse a los demás.
Un verdadero líder inspira a otros,
se gana su respeto luchando junto a los suyos
y compartiendo su destino
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