
"Cuando dos no estaban tan unidos entre sí, solía referir al uno todo lo que había oído del otro que pudiese sosegarle y unirle más con él, callando lo que le podía desasosegar."
Este dicho que Pedro de Ribadeneyra, compañero de Ignacio, afirmaba sobre él, interpela.
Hoy más que nunca, en la Iglesia necesitamos esto. “Comenzamos este camino juntos, un camino de fraternidad, de amor y de confianza entre todos”, dijo el papa Francisco entre algunas de sus primeras palabras.
Valdría la pena traer a la oración aquel grupo, persona, tendencia o movimiento eclesial que más ajeno siento de mí. Presentarlo ante Dios. Quererlo como Él lo quiere. ¿Cómo hablaría de él a alguien que me preguntara? ¿Quizás puedo conocer mejor cómo son, para eliminar de mí miedos y prejuicios? "Hablando lo que puede unir, callando lo que podría separar"...
E Ignaciana
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