
Podríamos llamarlo "espiritualidad de la prueba": debemos superar el requisito.
Pero Jesús plantea algo muy diferente. Nadie se lo pidió, incluso Leví no sentía ni siquiera curiosidad por Él, pero Jesús se le acercó y, sin esperar recibir nada a cambio, le propuso: "sígueme". Lo mismo con Marta, lo mismo con Pedro... lo mismo con cada uno de nosotros.
La de Jesús es, verdaderamente, una "espiritualidad del proyecto": desea acompañarnos hacia nuestro objetivo: Dios y su reino.
¿Vienes?
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