UN TIEMPO NUEVO

Un tiempo nuevo. Adviento. Un camino de espera, una senda de Esperanza. De nosotros depende que sea una espera pasiva o que la propia Esperanza nos empuje a salir de nosotros mismos y ponernos a caminar. No andar por andar.
Sin prisas, con calma, con sentido.
Iniciemos el Camino en la Palabra y hagámoslo como un camino interior; silencio, oración, meditación. Revisión, puesta a punto. Y salgamos. No tanto por nosotros; salgamos a recoger por el camino a los que ya ni esperan, a los agobiados, los hastiados, los cansados, los defraudados. Seamos signo de esperanza para los desesperados, fuego para los fríos.
Camino interior. Mirémonos con misericordia para ser misericordiosos con los demás. Deshagámonos del lastre del rencor, el prejuicio y el resentimiento. Seamos palabra de consuelo, gesto de perdón.
Camino interior con compañía, con la compañía de Cristo. Salgamos a caminar con otros. Este camino hay que hacerlo en compañía.
Quiérete. Ama. Que todos sepan que Él les ama, que nadie se quede sin saberlo.
Permanezcamos a la escucha para poder escuchar al hermano. Sin prisas. Que todos sepan que Él les escucha.
Camino nuevo. Tiempo nuevo. Hombre nuevo. Empieza por ti mismo. Sal. Continúa por tu familia. Salid juntos.
Seamos luz allá donde estemos. También en las redes. Luz que prenda otras candelas. Creemos un ejército de luciérnagas que alumbre a todos.
Yo quiero ser un hombre nuevo. Que mi espera sea activa. Salir al encuentro de otros. No quiero permanecer inmóvil. La Esperanza me llama a la acción, al gerundio. Con sentido, con calma, sin prisas.
Quiero que todos lo sepan, que se vayan uniendo al caminar. No quiero llegar sólo a adorar el Pesebre. Quiero que seamos muchos caminando juntos y legión adorando en Familia.
¿Te animas? ¿Caminas conmigo? ¿Nos cogemos de la mano y comenzamos?
  Enrique Casanueva                                      

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