
"Porque de la mano de Jesucristo es posible vivir a fondo, de su mano es posible creer que vale la pena dar lo mejor de sí, ser fermento, ser sal y luz en medio de sus amigos, de sus barrios, de su comunidad, en medio de la familia. Jesús nos dio un consejo para esto, para no dejarnos excluir, para no dejarnos desvalorizar. Sed astutos como serpientes y humildes como palomas" (Francisco a jóvenes en México).
Soy llamado a encontrar qué es lo mejor de mí, reconozco que tengo un tesoro que no puede quedarse en un baúl, o enterrado en medio de la nada. Un tesoro que necesita ser invertido en acciones que produzcan esperanza personal y comunitaria, esperanza en los lugares propios por donde transita mi vida. Tesoro que me hace sentir valorado e incluido en la realidad que me ha tocado vivir.
Para saber cómo poner a trabajar ese tesoro, es necesario discernir con astucia, y sin ingenuidad, descubrir dónde se darán los frutos mayores que durarán por siempre.
E Ignaciana
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