UNA CUARESMA DISTINTA DESDE EL CORAZÓN Y NO DESDE EL VESTIDO


Si de algo estoy convencido es que sólo un corazón agradecido es capaz de comprender un ayuno y hacer una limosna auténtica. ¡No!, la cuaresma no es un tipo tenebroso, es la mirada real hacia la propia existencia herida por el pecado, pero sanada por la bondad de un Dios que se deja clavar en la cruz, por un amor llevado hasta el extremo. 

Se abre entonces la invitación a rasgar más bien el corazón y no las vestiduras como el profeta Joel nos invita. A no hacer del ayuno un pretexto para cumplir un mero rito sin un sentido más profundo. Ayunar desde el amor al otro, desde la gratitud y no desde el temor de no cumplir una norma establecida. Cuaresma es estar con el otro, mirar sus problemas de frente, no de reojo. Saber que no somos mejores que los demás. Salgamos al encuentro del otro y ayunemos de nuestra comodidad, de nuestros propios esquemas; aceptemos al diferente, al que piensa distinto. Ojalá que esta cuaresma sea distinta, desde el corazón y no desde el vestido. 


José Ricardo Magallanes

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