En el camino de lo cotidiano, las guerras quedan lejos. Pero no en la vida cotidiana, en el marco de nuestra casa, de nuestras comunidades del trabajo, de las relaciones interpersonales, en el estudio, en las relaciones de pareja… Muchas veces las mismas tensiones de “fuera” repercuten dentro de casa. La invitación de Jesús es enormemente realista: «Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz…»
¡ATRÉVETE A… PONER PAZ!
Es algo más que la simple “no violencia”. Dice Jesús: «descansará sobre ellos vuestra paz», confirmando la paz que ya existía en esa casa. Si no existía, pero había posibilidades de recibirla, vuestra paz se transformará en creativa: sed “constructores” de paz, no sólo no violentos. Ser instrumentos de paz, poner paz en las tensiones, crear relaciones pacíficas, dialogantes, abiertas… Tender la mano, ayudar a que el otro llegue a comprender las razones de construir paz.
UNA OBRA DE MISERICORDIA
Crear relaciones de paz es también un “obra de misericordia”
• Todo un campo posible de acción que a veces consiste tan sólo en un saludo (tal vez cuando es negado o cuando es inesperado a causa de la indiferencia o la distancia afectiva), una sonrisa, un gesto...
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