Mientras iban de camino, le dijo uno: ‘Te seguiré adonde vayas’.
Aunque en muchas casas y ambientes no se le deja entrar, Jesús sigue provocando seguidores en el camino.
Nosotros somos seguidores. ¿Basta con esto? No. Queda desaprender maneras de seguirle a medias, sin compromiso claro ni coherencia, y aprender a ir con Él sin miedo a que nos lleve por caminos nuevos y nos meta en la lógica del amor que se entrega. Jesús, ¿por qué queremos seguirte y, a la vez, sentimos miedo? Danos tu Espíritu.
Cipecar
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