FORTALECE TUS RELACIONES

abrazo entre amigas

No estoy solo. Camino con otros. Vivo en comunidad. Eso lo sé muy bien. Pero a veces no cuido el amor que Dios pone en mi vida.

La amistad, los lazos fraternos, el amor personal, se construye desde la confianza y el respeto. Así es en la vida. Los lazos son fuertes o débiles. O hay intimidad o no la hay. Los lazos se construyen desde la confianza y la complicidad. Si los lazos son frágiles no resisten los conflictos.

Cuando miro el mundo de hoy me conmuevo. Tantas personas solas. Tantas personas llenas de violencia. Atentados. Guerras. Odios.

La cadena del odio sólo se rompe desde el perdón, desde la aceptación, desde la tolerancia, desde el respeto. Si no se rompe engendraremos nuevos odios cuando tratemos con odio a alguien.

Esa cadena tiene fuerza. Es verdad que es más fuerte el amor que el odio. Pero la cadena del odio me estremece. Miriam Subirana comentaba: “El odio afecta a nuestra salud, envenena nuestro corazón, mata nuestra paz interior, nos seca de amor y felicidad”.

El odio me aleja de los hombres, me hace insolidario, dejo de ser feliz cuando odio. Quiero romper el odio con mi amor, con mi entrega, con mi vida. No quiero continuar yo esa cadena cada vez que reciba rechazo, desprecio, críticas, odio. Vuelvo a empezar.

No quiero reflejar lo que recibo de los otros cuando es algo poco agradable. No quiero odiar al que no me quiere, ni tramar venganzas contra el que me ofende. No quiero.

Pero para eso tengo que ser capaz de sembrar confianza y respeto. Tengo que aprender a amar con un corazón nuevo. Tengo que aprender a dar y no esperar recibir siempre algo a cambio de lo que hago.

Aleteia

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