
La importancia de la oración como “herramienta de trabajo” y como salvación de vida fue el concepto fundamental que desarrolló el Papa Francisco en su reflexión antes de rezar el Ángelus el domingo en la Plaza de San Pedro.
“Señor, enséñame a rezar”, es la frase que Francisco destacó del Evangelio del día (Lc 11, 1-13) recordando que la palabra “Padre” es el secreto fundamental de la oración. “Es la llave que Él mismo nos da para que podamos entrar también nosotros en la relación de diálogo confidencial con el Padre”, afirmó.
¡La oración es la primera y principal “herramienta de trabajo” en nuestras manos! Insistir con Dios no sirve para convencerlo, sino para fortalecer nuestra fe y nuestra paciencia, es decir, nuestra capacidad de luchar junto a Dios por las cosas que son realmente importantes y necesarias.
Entre ellas, hay una que es la más importante de todas, pero que casi nunca le pedimos, y es el Espíritu Santo. Jesús dice: «Si vosotros, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan». (V. 13). Pero, ¿para qué sirve el Espíritu Santo? Sirve para vivir bien, para vivir con sabiduría y amor, haciendo la voluntad de Dios. La Virgen nos lo demuestra con su existencia, completamente animada por el Espíritu de Dios. Que ella nos ayude a orar al Padre unidos a Jesús, para vivir no en manera mundana, sino según el Evangelio, guiados por el Espíritu Santo.
Aleteia
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