Nuestro mundo, que pone el foco en los JJOO, parece olvidar un poco lo paralímpico. Y la realidad es que hay una belleza real y diferente en ambos. Una belleza distinta en la capacidad del ser humano de romper fronteras, superar marcas, aspirar a la perfección; pero también de lidiar con la dificultad, con el dolor, con las heridas. Sería una pena volver invisible esa otra belleza.
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