La Comunidad Educativa del Colegio Divina Pastora de Villa
del Río inició el día 2 de octubre los actos de conmemoración de los cien años
de la fundación del centro escolar, que abrió sus puertas en la localidad en
1917.
El programa, que se desarrollará durante todo el curso,
arrancó en el Teatro Olimpia con un acto Institucional. Fue presidido por M
Rosario, Superiora General. Asistió
Geles en representación de la Provincia.Reunió a las comunidades de Andalucía,
las hermanasque en algún momento han estado destinadas en este Colegio, hijas
del pueblo, Corporación municipal y profesores, padres, antiguos alumnos y
alumnos y que supuso el pistoletazo de
salida a las celebraciones.
Madre Rosario, al recordar los primeros años de vida nos dijo
que no podían faltar el reconocimiento a las familias y religiosas que
iniciaron esta obra que se ha ido consolidando en el tiempo, y se sucederán los
recuerdos y los encuentros, que llenos de emoción dicen presente en este
inolvidable acontecimiento.
Las hermanas han sido continuadoras en el tiempo de la obra
de María Ana Mogas, habiendo recibido un legado: un estilo y un modo de hacer.
Ella, dejando su semilla en las manos de quienes, hoy, hermanas y laicos
educadores, hacen de su vida un compromiso existencial a favor del progreso del
espíritu humano, hacen que sean sembradores de la luz de la fe, de la cultura,
del sentido de la existencia, del valor del hombre y de otras muchas luces
imprescindibles para el progreso de un humanismo, el cristiano, que desemboque
en un mundo más justo, más solidario, más fraterno.
Son muchas las manos, los hombros, las miradas que se han
prestado para hacer de este proyecto una realidad que celebramos aquí y hoy
cien años después. Desde su fundación en 1917 por las Franciscanas Misioneras
de la Madre del Divino Pastor, ya se supo qué se quería conseguir trayendo un
modelo educativo a este pequeño pueblo de Córdoba, con pocos recursos pero con los más importantes de
todos: Amor, Sacrificio y la ilusión de los que saben que su buen hacer
construirá los sueños de las generaciones venideras.
Unos valores transmitidos por nuestra Madre Fundadora, desde
su estilo inconfundible de sencillez, coherencia y valentía por hacer de su
proyecto de vida una realidad que a día de hoy también seguimos disfrutando.
Porque estos cien años los hemos sumado entre todos. Entre
todos los que formamos parte desde dentro y todos los que colaboran para que el
fruto del trabajo bien hecho sea nuestra única razón de ser. Porque cien años
no son nada. No son nada si todavía tenemos en la reserva un arsenal de buenas
razones para vivir juntos con ilusión cien años más. Para dejar un legado aún
más luminoso, aún más cercano a los que un día pusieron la primera piedra de
nuestro colegio y quisieron hacer de él un lugar en el que aprender a vivir no
fuese tan complicado.
Terminamos el día celebrando la Eucaristía en la Parroquia.
Nos acompañaron padres, profesores, alumnos,antiguos alumnos y personas del
pueblo. Dimos gracias a Dios con el lema: “Memoria agradecida y horizontes
abiertos”.
Memoria agradecida al Señor por todo lo que nos ha concedido
en estos cien años. Y horizontes abiertos porque queremos continuar
construyendo la historia de nuestra Comunidad y nuestro Colegio desde nuestra
acción de educar y evangelizar.
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