María, la mujer buscadora de Dios, nos ofrece a Dios, hecho Niño, humanidad.
Con ella, todos los que buscan sinceramente a Dios en nuestros días alientan nuestra esperanza.
Con una actitud de admiración ante Dios y de limpieza en el propio corazón, unidos a toda la Iglesia, avanzamos en el Adviento esperando la Salvación, para que el reinado de Dios alcance a todos los pueblos de la tierra.
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