TRABAJAR CON Y POR EL SEÑOR

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La vida tiene mucho de lucha, de quemar las naves en esta batalla de amor, de irse poco a poco dejando desgastar por el camino. Tiene que ver –entre otras muchas cosas– con avanzar en la entrega de las propias fuerzas, con vaciarse una y otra vez. Y en esta lucha nos toca decidir.

Podemos elegir hacer de nuestra vida una «lucha contra»: una guerra en la que las energías se nos vayan en un silenc
ioso enfrentamiento sin tregua contra los otros, contra nosotros mismos o incluso contra Dios.

Pero también podemos vivir en una «lucha con»: gastando lo que tenemos, empequeñeciéndonos y haciéndonos virutas en el seguimiento de Jesús. De modo que abracemos lo que somos, que acojamos al otro y que nos atrevamos a trabajar con y por el Señor, ya que “quien quisiere venir conmigo, ha de trabajar conmigo, porque siguiéndome en la pena, también me siga en la gloria”.

E Ignaciana

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