REFLEXIÓN-ORACIÓN

Compasión
Y así sigue ocurriendo hoy.
Forasteros rechazados, vejados, excluidos, encajonados entre fronteras, intocables.
Gente sola, sin recursos, pobres detrás de fachadas de indiferencia; trabajadores explotados en condiciones inhumanas para que siga girando la máquina de lo barato.
Créditos impagables, aprovechando la debilidad de quien nada tiene. Abusos, corruptelas. Codicia, violencia.
Y Dios, ¿Dónde está?
Hoy, más que nunca, vuelve a nosotros su promesa: «Si el afligido grita a mí, yo lo escucharé, porque yo soy compasivo».
Pero esa promesa es también un grito de vuelta, porque tal vez, solo tal vez, cada uno de nosotros seamos la respuesta de Dios a este mundo atormentado y turbulento.
Por eso, no podemos ser sordos, indiferentes, o colaboradores ante las heridas que atraviesan la creación.
                            (Rezandovoy)

No hay comentarios:

Publicar un comentario