El papa Francisco viajó este miércoles a Temuco, en la región chilena de la Araucanía, para una jornada en la que el pueblo mapuche y sus reivindicaciones fueron protagonistas, pero a los que el pontífice durante la misa que celebró les instó a poner fin a la violencia.
Durante la homilía destacó que "la defensa de la cultura del reconocimiento mutuo no puede construirse con base en la violencia y destrucción que termina cobrándose vidas humanas".
"No se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro", fue el mensaje que lanzó.
La ceremonia había comenzado con una rogativa de una representación de los mapuches vestidos con sus trajes tradicionales y Francisco también en su homilía la inició hablando en mapudungun, la lengua de este pueblo originario: "Mari, Mari" (Buenos días) y continuó "Küme tünngün ta niemün" (La paz esté con ustedes).
Ante decenas de miles de personas, agradeció poder haber visitado la Araucanía, alabó su belleza pero también subrayó que está "llena de pena y dolor"
Para ello utilizó un verso de la canción de Violeta Parra: "Arauco tiene una pena que no la puedo callar, son injusticias de siglos que todos ven aplicar".
Francisco almorzó con once de sus habitantes, entre ellos ocho representantes de la comunidad mapuche.
El almuerzo con estas once personas se celebró en la Casa "Madre de Santa Cruz" a pocos kilómetros del aeródromo Maquehue, donde Francisco celebró una misa y defendió las reivindicaciones de los mapuches, pero condenó cualquier forma de violencia.
Además de los integrantes de los pueblos originarios, también había una víctima de la violencia en la región y un inmigrante haitiano, informó la oficina de prensa del Vaticano.
El papa había querido encontrar a los habitantes de esta región chilena, la más pobre del país y con un conflicto territorial con los mapuches que dura siglos.
Efe
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