MALDITA HEMEROTECA



Estamos acudiendo con normalidad a ver dentro de algunos programas de radio y televisión secciones tituladas Maldita hemeroteca donde el periodista hace un balance de todos las declaraciones del político o personaje entrevistado para dejarlo en evidencia por su falta de palabra o de promesas incumplidas. Hasta aquí, todo bien. Pero hay días que viendo estas secciones percibo como con facilidad se pasa de la denuncia o la incongruencia del personaje, a la humillación y maltrato a la persona. Lo peor de todo es que creo que este tipo de dinámicas se van contagiando a todas las dimensiones de la vida: familiar, amistades, laborales... y entramos en dinámicas donde justificamos lo que dijo, escribió o publicó alguien, para justificar el descrédito barato, el maltrato a los demás, el cotilleo, el control o la humillación.

Sería bueno por ello, y ante estos programas y situaciones de la vida donde nos sentimos 'jueces', entrar en la dinámica del Evangelio de la compasión, reconociendo que cada ser humano está lleno de incongruencias, equivocaciones, despropósitos, aciertos y cambios.

Por tanto no dudemos en exigir a los personajes públicos que cumplan su palabra apoyados en el mensaje del Evangelio de defensa de los más necesitados y de los últimos pero ¡atención! no caigamos en juicios sin compasión, en corregir sin acoger la fragilidad de la persona, o en condenar sin acompañar... porque estas dinámicas generan deshumanización.

Tengamos siempre muy presente que entrar en la historia de cada persona es entrar en lugar sagrado por lo que tenemos que saber con qué intención lo hacemos: ayudar a crecer o a destruir.

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