ADOREN CON HUMILDAD


Ir hacia adelante, en el camino de subida, hacia la oración de adoración, con la memoria de la elección y la alianza, en el corazón. Es la invitación que Francisco dirigió esta mañana en la homilía de la misa en la Casa Santa Marta del Vaticano.

La reflexión partió de la Primera Lectura del día (1Re 8,1-7.9-13) en la que se cuenta que el rey Salomón convocó al pueblo para subir hacia el Templo, para subir al arca de la alianza del Señor.

La alianza desnuda no se vuelve barroca por tantas prescripciones

Un camino de subida, que al contrario del llano, no siempre es fácil. Un camino de subida para llevar la alianza, durante el que el pueblo llevaba consigo su propia historia, “la memoria de la elección”.

Llevaba dos tablas de piedra, desnuda, tal cual había sido dada por Dios, “no – subraya el Papa – como este pueblo la había aprendido de los escribas”, que le había dado “un estilo barroco”, con tantas “prescripciones”.

“La alianza desnuda: yo te amo, tú me amas”: es el primer mandamiento, amar a Dios y, segundo, amar al prójimo. En el arca, de hecho, no había nada más que dos tablas de piedra.

El Papa pide a los párrocos que enseñen la oración de adoración

Introdujeron el arca en el santuario y apenas salieron los sacerdotes, la nube, la gloria del Señor, llenó el Templo. Entonces el pueblo entró en adoración: “de los sacrificios que hacía en el camino de subida al silencio, a la humillación de la adoración”.

“Muchas veces pienso que nosotros no enseñamos a nuestro pueblo a adorar”, dijo el Papa.

“Sí, les enseñamos a rezar, a cantar, a alabar a Dios, pero a adorar… La oración de adoración, esta que nos aniquila sin aniquilarnos: en la aniquilación de la adoración nos da la nobleza y la grandeza. Y aprovecho, hoy, ustedes, con tantos párrocos recién nombrados, para decir: pero, enseñen al pueblo a adorar en silencio, adorar”, prosiguió.

La exhortación del Papa es, por lo tanto, aprender desde ahora lo que haremos en el cielo: la oración de adoración.

“Pero, solamente, podemos llegar ahí con la memoria de haber sido elegidos, de tener dentro del corazón una promesa que nos empuja a ir y con la alianza en la mano y en el corazón -aseguró-. Y siempre en camino: camino difícil, camino de subida, pero en camino hacia la adoración”.

Escucha y perdona

Frente a la gloria de Dios, las palabras desaparecen, no se sabe qué decir, observó Francisco. Como se narra en la liturgia de mañana, Salomón, de hecho, logra sólo decir dos palabras: “escucha y perdona”. El Papa, en conclusión, invitó a “adorar en silencio con toda la historia encima y pedir: “Escucha y perdona”.

“Nos hará bien, hoy, tomarnos un poco de tiempo de oración, con la memoria de nuestro camino, la memoria de las gracias recibidas, la memoria de la elección, de la promesa, de la alianza y buscar continuar, hacia la adoración, y en medio de la adoración con mucha humildad decir sólo esta pequeña oración: “Escucha y perdona”.

Aleteia

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