"Una mujer … le rogaba que echase el demonio de su hija. Él le dijo: «Deja que se sacien primero los hijos. No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos». Pero ella replicó: «Señor, pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños». Él le contestó: «Anda, vete, que por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija» (Mc 7, 24-30).
La fe porfiada de una mujer pagana impulsa a Jesús a derramar su ternura sobre los pequeños, los que sufren, los que están en las orillas de la vida. Con el empuje de esta mujer emprendemos la aventura de mirar al mundo desde la compasión y no desde el dominio.
Acudo a ti, mi Señor. Te pido que cures mis heridas para que yo pueda curar a otros con tu gracia. Cura, Señor, a las personas que sufren en silencio y han perdido la esperanza.
Cipe
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