“La compasión habla y dice: ¿Puede haber felicidad mientras todo lo que vive sufre? ¿Estarás tú a salvo mientras oyes el llanto de todo el mundo?” (La Voz del Silencio)… y mientras hay tanques que siguen caminando, rugiendo, destruyendo y sembrando dolor, muerte y pánico a su paso...
La historia pareciera tozuda y sus tanques deshubicados, obcecados al extremo. Esos tanques ya han rugido todo lo que debían. Ahora les tocaba callar, detenerse y no avanzar por los páramos ya verdecidos, ya florecidos de nuestros días. Todo ese horror no tenía ya licencia para invadir el presente. A esos tanques les toca retroceder sobre sus pasos, perderse en el pasado para no volver a aparecer nunca jamás.
“Nunca vamos a permitir que se cree un Estado (kurdo) en el norte de Siria, cueste lo que cueste”. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan ha lanzado la operación “Rama de Olivo”, una ofensiva militar en Afrin, enclave con mayoría kurda en el norte de Siria. ¿A quién engañará el caudillo farsante que castiga de forma inmisericorde? La rama de olivo es el signo universal de la paz y sin embargo el dictador turco anuncia represión y muerte dentro y allende sus fronteras.
En el momento de escribir estas líneas, el ejercito turco está atacando a la población civil kurda dentro del territorio sirio. Una poderosa maquinaria destructora contra una ciudadanía indefensa. Con la excusa de erradicar a la guerrilla kurda que ha combatido al estado Islámico, un poderoso y moderno ejército no tiene pudor alguno en bombardear por tierra y por aire, localidades en las que ya no quedan guerrilleros.
Emergen de nuevo unos tanques de un horizonte que creímos cerrado, haciendo valer la ley salvaje del más fuerte. Un “deja vú” ya demasiado repetido. Esta peli ya la hemos visionado demasiadas veces. No deseábamos contemplarla nunca jamás. La historia del atropello nos pisa los talones hasta este preciso instante, pero nosotros queremos salir de la historia, olvidar para siempre el tremendo atropello.
El silencio de Occidente vuelve a ser nuestro sonrojo. Oramos y pedimos para que esos carros que siembran pavor se detengan no sólo, en la legítima patria de los kurdos, sino en toda la geografía planetaria. Oramos y pedimos para que el abuso y la brutalidad cedan para siempre sobre esta tierra bendita.
En la primera imagen, los tanques turcos en cuestión que están en estos momentos desarrollando la brutal ofensiva. En la segunda una manifestación femenina en contra de la invasión.
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