Pocas frases tan desafiantes y provocativas, como las que escuchamos en el Evangelio: "Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto."
El pensamiento de Jesús es claro. No se puede engendrar vida sin dar la propia. No se puede hacer vivir a los demás si uno no está dispuesto a "des-vivirse" por los otros. La vida es fruto del amor, y brota en la medida en que sabemos entregarnos.
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