ADUL SAM-ON, VÍCTIMA Y HÉROE



Durante el rescate de doce niños y su entrenador atrapados en una cueva en Tailandia, uno de ellos, Adul Sam-on, de 14 años, desempeñó un papel decisivo. El único del grupo que hablaba inglés, era el intérprete entre los servicios de rescate británicos y sus camaradas que no entendían nada del idioma de Shakespeare.
“Es un milagro”, declaró Adul Sam-On, de 14 años, tras haber sido rescatado junto a sus compañeros y entrenador del interior de una cueva en Tailandia donde habían quedado atrapados. Considerado un héroe, el joven Adul Sam-On tuvo un comportamiento ejemplar durante todo el rescate: gracias a su dominio del inglés, pudo actuar fácilmente como intermediario con los buceadores británicos.

Un joven de sangre fría
Once niños de un club de fútbol, acompañados por su entrenador, quedaron atrapados en una cavidad debido a las lluvias monzónicas. Encontrados después de nueve días, hubo que esperar otros ocho días para que los rescatadores finalmente los sacaran.

Afortunadamente, el joven Adun Sam-On, que habla cuatro idiomas, pudo tranquilizar a sus camaradas dialogando regularmente con los rescatadores.

No es la primera vez que el joven se enfrenta a una situación difícil. Hace ocho años, para escapar del conflicto étnico en Myanmar (Birmania), sus padres lo enviaron a Tailandia. Criado por maestros cristianos, sigue siendo considerado hoy —como miles de otros exiliados— como un apátrida.

Por lo tanto, su situación sigue siendo precaria: sin papeles, no puede encontrar trabajo ni tener una cuenta bancaria ni siquiera casarse.

No hay nada que Dios no pueda hacer

Sin embargo, el joven Adul Sam-On está rebosante de vida y nunca se deja desanimar, según asegura el director de la escuela Phunawhit Thepsurin: “Es bueno tanto en la escuela como en el deporte. Trajo varias medallas y certificados a la escuela gracias a sus logros”.
Con una actitud ejemplar, gracias a su valentía y a sus habilidades lingüísticas pudo desempeñar un papel decisivo en el rescate al tranquilizar a sus preocupados camaradas.
Sus padres, que se quedaron en Birmania, dieron gracias a Dios por la salvación de su hijo e hicieron el viaje hasta su hijo para abrazarlo. Según ellos, Adul Sam-On rezó mucho en la cueva.
Poco antes de que pudieran verlo, los padres declararon a la asociación cristiana Compassion, que apadrina al niño: “Gracias a Dios, que nos ayuda a ver a nuestro hijo muy pronto. Dios es amor y no hay nada que no pueda hacer”. La organización también pidió oraciones para que la operación de rescate resultara exitosa. Un deseo que se habrá cumplido, ya que todo el grupo fue extraído sano y salvo.

Aleteia

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