Los santos, y los difuntos. Dos fiestas que celebramos juntas. Nos invitan a reflexionar sobre la vida y la muerte, sobre nuestro camino, y nuestro destino. Sobre nuestras pocas certidumbres y las muchas preguntas que tenemos. Es verdad que, en medio del vértigo y la vorágine de la vida cotidiana, se hace difícil mirar a la cara a las grandes cuestiones. Pero a veces hay que intentarlo.
Pastoralsj
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