SUEÑOS Y PROYECTOS


Decimos con frecuencia que los sueños, los grandes ideales y proyectos son propios de la juventud o de los 'años juveniles', y si bien estoy de acuerdo con ello, creo que los sueños no tienen edad. Hay jóvenes con energía, creatividad y potencial suficientes para transformar el mundo, pero también los hay en todas las edades.
El corazón humano esboza su grandeza o pequeñez en sus sueños, proyectos y anhelos. También en sus obras, en sus gestos y en su actitud ante la soledad. Creámoslo o no, la 'sana' soledad, esa que nos permite acceder a lo profundo de nuestro ser, es el espacio óptimo para el cultivo personal.
Es fascinante lo que emerge de una persona que sabe estar a solas consigo misma. ¡Una persona que aprendió a estar a solas consigo misma, sabe lo que es estar en compañía de otro! El conocimiento propio y del otro es un proceso maravilloso si logramos escapar al afán de encasillar a los demás, de ponerles etiquetas o definirlas por sus patologías, pecados o enfermedades.
Hay situaciones en las que nos comportamos o reaccionamos mal, pero sería muy pretencioso creer que conocemos a alguien por la reacción en un hecho aislado. Necesitamos recuperar una mirada positiva del otro, de sus procesos, de sus tiempos, de sus vaivenes emocionales como parte de un todo.
En las relaciones personales no hay que perder de vista que estamos siempre en 'camino', y que 'en cada paso' estamos siendo lo mejor que podemos ser, mientras nos encaminamos hacia la realización plena de nuestro ser. No olvides nunca que nuestros tropiezos son parte del proceso de equilibrio y armonía interior que buscamos. No juzgues a los demás por sus caídas, ámalos por los esfuerzos que realiza por ser lo mejor que está llamado a ser.
Javier Rojas, sj




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