María, que en Nazaret viviste con Jesús,
imprime en nuestra vida tus sentimientos,
tu docilidad, tu silencio que escucha
y haz florecer la Palabra en opciones de verdadera libertad.
María, háblanos de Jesús, para que la frescura de nuestra fe brille en nuestros ojos y caldee el corazón de quien nos encuentre, como hiciste al visitar a Isabel, quien en su vejez se alegró contigo por el don de la vida.
María, Virgen del «Magnificat», ayúdanos a llevar la alegría al mundo y, como en Caná, impulsa a todo joven, comprometido en el servicio a los hermanos, a hacer sólo lo que Jesús diga. María, puerta del cielo, ayúdanos a elevar la mirada a lo alto.
Queremos ver a Jesús. Hablar de Él. Anunciar a todos Su amor. Amén.
Cipecar
María, háblanos de Jesús, para que la frescura de nuestra fe brille en nuestros ojos y caldee el corazón de quien nos encuentre, como hiciste al visitar a Isabel, quien en su vejez se alegró contigo por el don de la vida.
María, Virgen del «Magnificat», ayúdanos a llevar la alegría al mundo y, como en Caná, impulsa a todo joven, comprometido en el servicio a los hermanos, a hacer sólo lo que Jesús diga. María, puerta del cielo, ayúdanos a elevar la mirada a lo alto.
Queremos ver a Jesús. Hablar de Él. Anunciar a todos Su amor. Amén.
Cipecar
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