DONDE ESTÁ JESÚS ESTÁN LOS QUE SUFREN


No podemos vivir el Evangelio del Reino dando la espalda al sufrimiento de hermanos y hermanas. ¿Desde cuándo nuestra fe puede ser un manto que recubra toda herida, todo grito, toda injusticia? La vida, cuando nos acercamos con “la mística de los ojos abiertos” (Metz) es provocadora de preguntas, pide respuestas.
Empezar el camino situándonos, o sea, mirar la vida desde abajo, dejándonos afectar por historias concretas de dolor, eso es vivir como cristiano, Atrevernos a encontrar a los que sufren, sin crearnos estilos de vida, incluso llamados “espirituales”, que nos emboten los ojos del cuerpo y del corazón, eso  es vivir como cristiano. Solo ahí, con los de abajo, con Jesús bien abajo, podemos aprender a vivir. Estos caminos de cruz son relatos tejidos con rostros reales, tan de hoy como la vida misma. Al mirarlos, vemos el rostro de Jesús.

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