ELOGIO A LA DUDA



«La duda, en mi caso, no es ausencia de creencia. Quizá una forma de ser, en mi nivel de frágil mortal, de acuerdo con el plan del Creador. Si tuviéramos que vivir con la certeza de que no hay nada después de la muerte, toda nuestra vida sería un patético vagabundeo orgiástico, patético y desesperado. Si, por el contrario, tuviéramos la certeza de que después de la muerte tendríamos la vida eterna, entonces ¿qué importancia tendrían nuestros pocos años aquí en la tierra?

Estaríamos todos como en una sala de espera, mirando el reloj en la pared, preferiblemente de rodillas o postrados. Es precisamente la duda la que nos permite estar de pie, y avanzar, en la incertidumbre que da sentido a nuestras vidas. Y se me ocurre pensar que, si Dios nunca lleva a cabo ante nosotros una prueba irrefutable de su existencia, si nos deja debatir y especular, es porque es la incertidumbre la que da un sentido a la vida humana, es la incertidumbre la que da un sentido a la creación, a su Creación.

Debido a esto, no puedo evitar creer en la ternura de Dios para los que dudan, para los que se preguntan, para los que especulan, para los que embarran las pistas, y también los que están embarrados. Sin embargo, le creo enojado por quienes legislan en su nombre y, diariamente mortificado, por los que matan invocando su nombre. Pero, se prometió no interferir en la gestión del mundo.

Esta visión de novelista soñador vale lo que vale. No voy a tratar de convencer a nadie no estando yo mismo seguro de nada; sin embargo, me gusta mucho más que la que considera la vida aquí como un periodo de prueba, sembrada de tentaciones, de trampas, obligaciones, prohibiciones, y que terminaría con una comparecencia. Comprendo, por supuesto, la utilidad social de una visión penitencial de la creación si se quiere impedir que los hombres se masacren entre sí. Pero nunca un diseño de este tipo va a conseguir mi adhesión de hombre libre, porque viola mi dignidad de mortal y va en contra de la imagen íntima que yo me he construido del Creador, de la creación y del más allá.

Disculpen por haber elogiado lo dudoso e incognoscible en un lugar emblemático de la fe y del saber. Pero tengo la debilidad de pensar que, más allá de ciertas apariencias, compartimos algo mejor que las creencias comunes: los valores comunes y una esperanza común».

Aamin Malouf, Elogio de la duda

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