NUESTRA SEÑORA DE LA ALMUDENA


La tradición nos cuenta que la imagen de la Virgen fue traída a España por el apóstol Santiago, al realizar su Evangelización en estas tierras, entonces pobladas por romanos, celtíberos, entre otros. La imagen habría sido una talla hecha por Nicodemo, aquél fariseo amigo del Señor cuyas largas conversaciones nocturnas con Jesucristo están narradas en los Evangelios. Siguiendo la tradición que atribuía una gran obra pictórica mariana a San Lucas, el Evangelista fue aquél de quien se dijo que habría pintado la talla.
La devoción popular de los pobladores de la pequeña villa de Madrid, hicieron que en el siglo VIII, ante la inminente invasión de los sarracenos del año 711, decidieran esconder la imagen de su Amada Madre entre las piedras de la muralla que rodeaba a la ciudad, creando un pequeño cubo que sirviera para evitar la profanación de tan santa y venerable imagen. Fue ahí donde la Virgen permaneció durante siglos, pues no fue hasta el nueve de noviembre de 1085, cuando el rey Alfonso VI reconquistó Madrid, que fue convocada una procesión junto a la muralla, y al pasar junto la cuesta de la vega, a un costado de la ciudadela, llamada en árabe la almudayna, unas piedras se derrumbaron de la muralla y en el hueco que quedó apareció la Virgen con dos cirios encendidos.
Infovaticana



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