Dice que volvería a hacerlo. Volvería a tirarse al mar.
Se tiró al agua sujeto con un arnés para rescatar a todas las personas que pudiera, para agarrar a cada niño con firmeza y después subir al buque. Coordinados, sus compañeros le ayudaban desde cubierta: se aseguraban de que José María subía, tiraban de él, acogían a cada niño, le abrazaban, le intentaban consolar mientras José María volvía a tirarse por el costado en busca de otros niños cuyos padres decidieron que era mejor jugarse su vida en este mar hoy lleno de cadáveres que quedarse en su país.
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