LA GRANDEZA DE LA PACIENCIA


No existe barrera espiritual que no caiga por la fuerza de la paciencia, que es fruto de la fe, la humildad y el abandono de la vida en Dios

Los santos decían que hay dos tipos de martirio: el de la muerte por la espada; y el de la muerte por la paciencia. La paciencia es una forma de martirio que vence todo sufrimiento.
No existe barrera espiritual que no caiga por la fuerza de la paciencia, la cual es fruto de la fe, la humildad y el abandono de la vida en Dios.
Fue por la paciencia que la Iglesia venció a todos sus enemigos hasta hoy: el Imperio Romano, las herejías, las persecuciones, el comunismo, el ateísmo, los pecados de sus hijos, entre otros.
Cuando nuestros pecados y debilidades nos asustan y nos desaniman es necesario tener paciencia también con nosotros mismos y aceptar nuestra dura realidad.
Cuando es difícil caminar de prisa, entonces, es necesario tener paciencia y aceptar caminar despacio. José y María salvaron al niño Jesús de las manos de Herodes yendo paso a paso hasta Egipto a través de un largo desierto de 500 km.
La paciencia del cristiano no es vacía ni significa inmovilidad o resignación blanda; tampoco pérdida de tiempo. No. Es la certeza de que todo está en las manos de Aquel que todo lo puede.
“Terminar una obra vale más que comenzarla: lo que cuenta es la perseverancia, y no la pretensión. No dejes que tu espíritu ceda a la cólera: la cólera se siente a gusto en el tonto”. (Ec 7, 8-9)
Lo que no podemos cambiar en nosotros o los demás, debemos aceptar con paciencia, hasta que Dios disponga las cosas de otra manera. ¡Nadie pierde por esperar!
Aleteia

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