Tiempo para dejar que el Evangelio de cada día llene de agua nuestro pozo.
Tiempo para caminar como peregrinos pisando las huellas de la Virgen.
Tiempo para agradecer la vida y la fiesta, el encuentro con los demás.
Tiempo para buscar en el silencio al que Dios que nos ama.
Tiempo para regalar a quien está solo, enfermo, aislado… una palabra de aliento y esperanza.
Tiempo para leer un buen libro que te ayude a vivir con alegría y esperanza la vida de cada día.
Tiempo para encontrate contigo mismo, agardecer tu vida y ponerla en las manos de Dios.
Tiempo para reflexionar como estás viviendo esta experiencia de pandemia y qué brota en tu interior.
Tiempo para tejer con nuestras manos y las manos de todos un proyecto de paz y solidaridad para el mundo.
Cipecar
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